miércoles, 28 de octubre de 2009

FELIPE

Felipe estaba sentado, de la forma en como el solía hacerlo, con las piernas estiradas y los hombros apoyados contra el respaldo, Felipe ya no era el chico que todos habíamos conocido, ahora tiene unos 47 años, y aunque conserva su pelo rubio de pincho, ya no es flaco ni dentón, ya no tiene miedo, y aunque parezca increíble, se casó con Libertad y no con Mafalda, y siguen juntos, tienen dos niños y una niña, que ya son veinteañeros. Felipe ya no es el debilucho y tristón del grupo, Libertad le dio todas las fuerzas que le faltaban cuando volvió de hacer la guerra en las Malvinas, las fuerzas que le faltaban cuando los milícos gobernaban el país, cuando el corralito, cuando todo estaba gris, ella era el único sol, que calentaba y alumbraba la vida de Felipe, hay que ver tan chiquita, tan linda y sin embargo, tan fuerte y dura. Felipe ahora cuando sueña, solo se queda con la parte buena de sus sueños, ya no derivan hacía desgracias futuras que nunca existiran, ahora casi nunca sueña si no es con Libertad, con la única Libertad que le importa, la mujer que duerme a su lado desde hace 27 años. Ahora le toca ser fuerte a él, Libertad está enferma, es algo que la debílita de vez en cuando, dejandola agotada, y entonces Felipe tiene que cuidarla y ocuparse de todo, Felipe es completamente feliz los días que Libertad está bien, y los que no, está tan ocupado haciendo que ella se sienta útil y a gusto, que no tiene tiempo para sentirse cansado ni triste, y si en algún momento la angustia que siempre le acompañó intenta agobiarlo, le basta con mirar a Libertad a los ojos y sonreir para que todos los miedos se mueran. Felipe ahora sabe que la vida vale la pena, y si es con Libertad, la vida es maravillosa.

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