domingo, 1 de septiembre de 2013

CINCUENTA SOMBRAS DE GRIS

Perdón por el retraso.
Para Belén, veinte años después.

Carmen Solchaga por fin  era una mujer feliz, vivía sola. Su matrimonio había durado varios años pero al final se había librado del cerdo de su marido.

El cabrón le pegaba desde el primer día de casados, durante el noviazgo era un cielo, un hombre maravilloso, pero fue ponerse el anillo y volverse un monstruo, parecía otra persona.

Claro, eran otros tiempos, finales de los 70, la habían educado en la idea de que "el marido tenía razón y si le pegaba era porque algo había hecho". Y él se aprovechó de como la educación y la sociedad habían anulado a Carmen como persona, convirtiéndola en una especie de esclava a su entera disposición, así que le pegó desde el primer día.

Seguía una pauta, se volvía un sádico durante una temporada y cuando se cansaba de ser un maldito indeseable volvía a ser el hombre encantador que era antes, volvía manso como un corderito y la reconquistaba, hasta que volvía a sentirse el amo y entonces Carmen sentía otra vez los golpes, otra vez el miedo.

El marido de Carmen dejó de cuidarse, engordó, ahora ni siquiera era atractivo y cuando se le echaba encima casi nunca podía consumar el acto, cuatro empujones y se desplomaba sudando como un cerdo sobre ella. Si no salía bien la tomaba con la pobre, le echaba la culpa y aplicaba las fuerzas que no había tenido durante la cópula para pegarle hasta que quedaba satisfecho, se ensañaba...

Un día Carmen superó el miedo y le plantó cara, el cabrón se inventó una excusa banal y le pegó otra vez, se sacó el cinto y empezó con a golpearla de forma rítmica, sobre la espalda un golpe a la izquierda otro a la  derecha, ella se acurrucó contra una esquina temblando, el siguió golpeando a pesar de sus súplicas, izquierda, derecha, izquierda, derecha, mientras le gritaba lo de siempre, le gritaba, le gritó, le echó la culpa de cualquier cosa. Entonces pasó, el terror se convirtió en rabia y Carmen se revolvió, se arrojó contra él, lo empujó, cogió un cuchillo y se lo puso en el cuello. Él se orino encima, empezó a temblar y cayó al suelo. Carmen lo miró a los ojos, el suplicó ayuda susurrando, se ahogaba, Carmen le tapo la nariz y la boca, sonrió mientras el sádico moría sin fuerzas ni para apartarle las manos...

Luego vino el médico, vino la policía, Carmen contó que lo encontró así y que no pudo hacer nada, luego la autopsia determinó que le había dado un infarto...

Carmen nunca más estuvo con un hombre, prefería fantasear....

Un día llegó a sus manos una trilogía que le pasó su hermana, como literatura no era Faulkner precisamente, pero se excitaba con las numerosas escenas de sexo que tenía el libro y se dejaba llevar imaginándose como la protagonista entre los brazos, las cuerdas y las fustas del tal Christian.

Le gustaba tumbarse en su cama con uno de los libros, abrir una página al azar y buscar la primera escena de sexo y recrearla en su mente con ella y algún galán al azar como amantes incansables.

Ahora iban a hacer una película, lo más comentado entre sus amigas y ella era el casting, su fantasía volaba, ansiaba saber quien iba a ser el protagonista para ponerle cara y cuerpo a sus fantásticas fantasías y vivir en su cabeza toda la historia desde el principio hasta el final con un mismo hombre.

Según se acercaba la fecha, la ansiedad se iba apoderando de Carmen y de sus amigas, se metían en todos los foros, necesitaban saberlo, estaban como locas. Por fin llegó el día, se reunieron siete amigas en casa de Carmen, conectaron la tele, los minutos pasaban, de repente salió la autora del engendr.. perdón de la trilogía;  la noticia fue sorprendente, para empezar el actor elegido para ser el "macho alfa" del mundo occidental fue un español, el orgullo patrio hizo que los vivas y los gritos de "seguro que es el Banderas", "tio bueno" y demás, no les dejaron escuchar el nombre del actor, de repente detrás de la autora, se encendió una pantalla gigante con el rostro del elegido.

Allí estaba con su sonrisa característica el gran Gabino Diego...

Al principio les chocó un poco, no era el tipo de hombre que esperaban. Pero poco a poco se fueron dando cuenta de que era la elección correcta. Por fin el Sr. Grey le caería bien a todo el mundo.

Ahora las noches de Carmen son menos excitantes pero mucho más divertidas....

Ahora en serio Gabino Diego sería ideal pero casi seguro que no lo eligen. Puto marketing.

Bicos otro día más.