viernes, 27 de octubre de 2017

REESE WITHERSPOON

Caminaba con las manos en los bolsillos y el alma en el suelo, lo bueno era que había vuelto a caminar, lo malo, era que no sabía a donde.

Y aunque ahora sabía que el paraíso estaba en la tierra de los alfareros y que siempre había estado allí, también sabía que no podría ir en mucho tiempo, ya que si volvía convertiría el paraíso en otro lugar más que olvidar.

- ¡¡Reese Witherspoon!! Te digo que puedes escoger a una mujer cualquiera de todo el mundo, de entre todas las que conoces, entre todas las que has visto, real o ficticia y eliges a Reese Witherspoon.

- Sí, ¿que pasa? No es exactamente a  Reese Witherspoon, aunque reconoce que mola decir "salgo con Reese Witherspoon", suena a algo potente como del futuro y no como por ejemplo, "salgo con Raimunda Soler", que es más de andar por casa.

- Entonces es por el nombre, estás como una cabra.

-No, no es solo por el nombre, me gusta, tiene algo, pero me gusta con la voz del doblaje en español. Con su voz no me gusta tanto. Pero de todas formas tiene algo.

-Poca estatura.

- Eres un payaso. Vamos a dejarlo y vamos al lío de una vez que la mujer y los niños se han ido hace media hora, yo creo que ya no van a volver.

- Vale, pero antes repasa mentalmente. ¿Eliminaste los vínculos con los otros?- Asentí- ¿nadie más vio las fotos?- volví a asentir- ¿borraste todo?

- Todo, no hay forma de que relacionen al sr. Freitas no ninguno de los detenidos ni con ninguna red, me llevo una noche pero esta limpio hasta el rastro de las transferencias. ¡Que hijo de puta con sus propios hijos! ¡Que asco! Me encantaría hacerle todo el daño del mundo cogerlo y...

- No te calientes, no la vayamos a cagar. Hay que ser profesionales y fríos. No me mires así, ya se que esta vez yo no vi las fotos y que no he tenido que hacer nada, que lo veo como a un tío normal y que tú ves un pedazo de mierda. Pero hay que hacer lo que hay que hacer y no podemos cagarla.

- Ya se que no hay marcha atrás, pero esta es la última vez, no me parece bien sacar dinero con esto. Me da vergüenza.

Nos bajamos del coche, nos colocamos los trajes, parecíamos abogados de alto standing.

Llamamos a la puerta del chalet y el Sr. Freitas abrió al primer toque. Se le notaba nervioso y con ganas de acabar. Mi compañero fue directamente al grano le dio el sobre con las fotos de la comisaría y las hojas con las impresiones donde constaba que se había borrado cada rastro, hizo varias búsquedas en el ordenador y nos entregó 40000 euros, todo sencillo y limpio, sin comentarios de más, todo muy profesional. Al cabrón no se le veía ni rastro de arrepentimiento ni de vergüenza, solo preocupación porque lo volviesen a pillar. Yo estaba seguro de que la próxima vez nadie lo pillaría. Y habíamos venido a evitar que se librara, ahora venía lo más difícil.

No dejar huellas.

Mientras mi compañero contaba el dinero con el sr. Freitas mirando fijamente la operación, saqué la cuerda del maletín con el nudo hecho, se la eché al cuello y tiré con todas mis fuerzas. Lo más difícil de simular un suicidio era no dejar marcas impropias de la situación. Está vez nos salió bien. Atamos el extremó de la cuerda a la barandilla y lo arrojamos por ella, quedo colgando a un metro del suelo, inerte, como el pedazo de carne que era, con los ojos muy abiertos, la lengua fuera...

Nos pusimos los guantes y limpiamos nuestros rastros pero sin pasarnos, buscamos la hoja firmada, estaba escondida en el horno de la cocina, la saqué rápido y escribí una preciosa nota de suicidio.

Terminamos de borrar nuestro paso por la casa dejamos la mitad del dinero en el horno y salimos despidiéndonos por si había alguien en la calle.

- Es la última vez, no podemos asumir tantos riesgos. Además yo creo que lo iba a pasar peor en la cárcel que colgado sin apenas sufrir.
 - Cállate- Pablo me miró con pena- No te acuerdas porque empezamos. Por aquella mujer que soltaron y acabó matando a su hijo. Si lo vas a dejar, puedes dejarlo, se que podemos confiar el uno en el otro, pero yo voy a seguir.
- Es que me sabe mal cobrarle a la mujer la mitad de este dinero.
- A veces pareces tonto, tenemos que cobrarle para implicarla, si no tarde o temprano la conciencia al no estar conchabada la llevaría a denunciar y lo sabes. Además igual no nos vuelve a tocar alguien cercano, igual es el último, aunque no lo creo.
- Lo que más me sorprende es que siempre consiguen la hoja en blanco firmada. ¿Como lo harán?
- Tienes unas cosas. Piénsalo, lo que hacemos es una buena acción, y la pena es no poder hacer mucho más.

Me quede unos momentos en silencio, pensando.

- Sabes, tienes razón, Sophie Marceau es mucho mejor que Reese Witherspoon.

Nos miramos y sonreímos. Estaba claro que íbamos a seguir matando malnacidos mientras el cuerpo aguantase.

Bicos, otro día más. EEG