martes, 5 de enero de 2016

WOLOWITZ Y EL COCHE DEL AMOR

¡Buenas!

Aprovechando que hoy, aparte de la Noche de Reyes, es San Simón y que ya estoy cansado del ajetreo de estas fiestas, de pasar tanto tiempo en familia, entre celebraciones y atracones, riendo los chistes sin gracia de los cuñados y cuñadas, viendo programas casposos en la televisión, arrasando con la Visa y admirando cuerpos apenas cubiertos con gasas y brillos, he decidido hacerme estilita y seguir el ejemplo del santo. 

Por si alguien no lo sabe San Simón, fue apodado el Estilita, ya que pasó los últimos 37 años de su vida sobre una columna en mitad del desierto para poder meditar con tranquilidad, 37 años sobre una columna en el siglo V, tenía que oler aquello a santidad... 

Lo que pasa es que a mí como lo del desierto no me va, muy seco el aire y aburrido el paisaje, he decidido colocar mi columna en el centro de la Isla de San Simón, así honro un poco más al santo y además honro a Dios admirando cada día una de sus mejores obras, me imagino un amanecer en primavera reflejándose el sol sobre el agua tranquila de la ría...

Claro que habrá que hacer algún tipo de cambio en el formato de la columna y sobre todo en el soporte sobre el que voy a vivir, tendrá que notarse que estamos en pleno siglo XXI, ya en el año 16 por cierto.

Primero vamos a hacerla cuadrada y amplia, yo creo que  con cuatrocientos metros cuadrados de base llegará, la techaremos, que con lo que llueve en Galicia no es plan de coger un reúma y morir a las primeras de cambio, de unos veinte metros de altura, y ya que ponemos techo habrá que poner paredes con grandes cristaleras y una terraza para aprovechar los días de sol. dentro una chimenea bien grande. Alguna comodidad habrá que poner no va a ser todo penar, una cocina de unos 40 metros cuadrados, un salón de 60 lleno de juegos y una tele de 55 pulgadas con paquete premium de alguna televisión de pago, un ordenador con una buena conexión a internet, teléfono para llamar al servicio si necesito algo. un buen dormitorio con una cama gigante y un baño con un jacuzzi que parezca una piscina, todo amueblado en plan hotel de cinco estrellas y ya está. Bueno y un ascensor, que por algún sitio tendrán que entrar la señora de la limpieza y el Chef, aparte de las jóvenes descarriadas a las intentaré redimir de una vida de pecado, esto último sin mucho ahínco. 

Lo único malo va a ser no poder reunirme con mis seres queridos, claro que después de esta navidad, casi creo que podré soportarlo.

En fin que los Reyes os traigan lo que de verdad deseáis, no las cosas materiales, eso no importa demasiado, en cambio lo que no se ve que os lo traigan todo y sed felices, en una columna, en un palacio o en un cuchitril que al final el paisaje no importa tanto.

Bicos, otro día más, os dejo con George Benson.    https://youtu.be/Qm6IJIVWLT4