martes, 23 de julio de 2013

TARANTINEANDO

Llevaba un mes trabajando de matón, así como suena, al principio estaba claro que estaba a prueba en la banda, mi pasado como policía local no ayudó al principio, pero las tres palizas en las que había participado y dos traslados de paquetes sospechosos sin ningún problema hizo que confiasen plenamente en mí.

Había llegado el momento de mi graduación en la organización, iba a conocer al jefe, al capo...

Hacía tan solo un par de meses, si alguien me hubiese dicho que iba a convertirme en una especie de mafioso local, lo habría detenido, pero claro un día te despistas, estás con la mujer del concejal de deportes y festejos en la cama, mejor dicho en su cama, y resulta que se suspende el pleno, éste vuelve a su casa y no le gusta ni el deporte ni la fiesta que teníamos su mujer y yo, y al final, uno que es de carácter vehemente, en vez de suplicar, de negar lo evidente, al tercer insulto lanza una patada contra los genitales del concejal. Así que de ahí a la expulsión, con indemnización eso sí, ya que el concejal se vio obligado a pactar, ya que el ridículo habría sido un poco perjudicial para su carrera.

Por lo que tras firmar un contrato de confidencialidad y recibir un talón por el sueldo de dos años, deje de ser Policía Local en una capital de provincia tras quince años de servicio inmaculado. Eso me enrabietó, despertó en mi una ira que nunca había sentido sobre todo por que ningún compañero me apoyó, no ya ante la comisión municipal que me expulsó, sino que ni siquiera en privado tuvieron los cojones de darme una palabra de ánimo, y encima la mujer del concejal siguió con su marido, la pasta y el poder es algo a lo que es difícil renunciar...

Mi primo Luis era la oveja negra de la familia, siempre había sido un chusmón, pero a pesar de nuestras antagónicas carreras nos llevábamos muy bien, y sabiendo de mi habilidad manejando armas de fuego y de mi conocimiento de éstas, me reclutó para la banda. Me dieron un móvil de prepago que cada quince días cambiaban y al que inexcusablemente siempre tenía que contestar. Me pagaban un sueldo fijo por no hacer nada, y un extra por cada trabajo.

El primer trabajo me costó, tuve que encañonar a un yonki que se había confundido y había robado en un local protegido por la banda, íbamos tres, yo solo tenía que encañonar al yonki mientras mis compañeros le amenazaban y le pegaban, al principio mi mano temblaba más que el yonki, al final tras varios golpes confesó y pagó, comprometiéndose a seguir pagando hasta triplicar lo que "nos" había robado. Me felicitaron , yo estaba cagado, pero como todo resultó bien me sentí feliz y aceptado.

Tras hacer los trabajos de prueba y comprobar mi valía, me dieron el encargo que cambió mi vida. Me llamaron para ir a ver al jefe. He de reconocer que a pesar de mi sangre fría estaba muy nervioso, me sudaban las manos. Llegue a la dirección que me habían dado, era un chalet dentro una urbanización, pero muy apartado, con una finca enorme, me hicieron pasar, tuve que dejar mi Glock en la entrada.

El Jefe estaba acompañado por cuatro hombres entre los que no estaba mi primo. Era un hombre enorme, rapado con los ojos saltones, con una tripa bastante prominente, aparentaba menos de los 56 años que tenía. Me miró fijamente desde sus casi dos metros, sonrío y me abrazo, parece ser que al gran hombre le iban las costumbres de las pelis de la mafia.

Tras felicitarme por mis servicios, me explicó que ahora iría con su segundo para cumplir un encargo muy importante en el que tendría que ser muy discreto con el resto de la banda, ya que si alguna información salía de esa habitación tendría problemas, pero que si todo salía bien medraría dentro de la organización.

Me dijo que iba a ir con su segundo, que me fuese a cambiar, que volviese al cabo de dos horas con un traje oscuro y discreto, y que dejase mi arma allí ya que le iban a acoplar un silenciador...

Volví puntual, allí me esperaba un tipo que estaba en la reunión y  que no había hablado, llevaba un traje que le quedaba algo grande, era canijo, pero daba miedo, tenía cara como de rata y miraba como si te fuese a matar. Se presentó como Ángel, me dio mi pistola con el silenciador acoplado, me llevó a probarla a la parte de atrás, el silenciador era una pequeña obra de arte artesanal, solo se oía un pequeño zumbido con cada disparo y era igual de precisa. Yo empecé a asustarme, nunca había disparado a nadie y esto tenía pinta de tratarse de un asesinato. Me cogió la pistola, para ver que tal tiraba y terminó de vaciar el cargador, luego la recargó y me la devolvió.

Nos montamos en el coche, condujo él.

-Qué tenemos que hacer?-Pregunté algo nervioso.
-Tenemos que llevar a un tipo ante el jefe, antes tenemos que darle una paliza y luego llevárnoslo.
- Solo vamos dos para secuestrar a un tío, me parece que somos muy pocos.
- Sí, si fuese un tío normal sí, pero no te preocupes, está solo. Verás, no se si recuerdas que hace unos años se montó un follón en la tele por el tema del lanzamiento de enanos en una discoteca de Santander.

Asentí, lo recordaba, se habían metido los asuntos sociales prohibiendo el espectáculo , y recuerdo que uno de los enanos había salido en Crónicas Marcianas entrevistado por Sardá, el pobre se quejaba de que se había quedado en paro y ahora nadie le daba trabajo, que agradecía la preocupación de los Servicios Sociales, pero que se podían ir a la mierda.

- Bueno- continuó- pues uno de los enanos, resulta que tenía un rabo enorme, se ve que la naturaleza le compensó las carencias de unos miembros con otro- Soltó una risotada, impregnando el habitáculo del coche con su halitosis, lo que me obligó a abrir la ventanilla- Así que el cabroncete se dedicó al porno. ¿Tú te lo puedes creer? Un tío que no se puede poner un jersey porque no le dan los brazos y porque no le entran por el cabezón, se tira a unas tías buenísimas y encima cobrando. Me he documentado, es un campeón, aparte del miembro, tenía una cadencia...

- Creo que empiezo a envidiar al enano. ¿Pero por qué vamos a por él?
- Esto no debería contarlo, pero ¡QUE HOSTIAS! Vienes conmigo y tienes que saberlo. Verás con la mierda de Internet, que está acabando con todo, ya casi nadie paga por porno, y además el enano, que por cierto parecía más alto tumbado que de pie el hijoputa, dejo de hacer gracia. Pero el cabrón es listo, así que se puso de gígolo, y aquí si que triunfó, parece ser que no daba a basto. Y entonces entre tanta clienta, se confundió con una, se tiró a la mujer del jefe.

- ¡Joder!

-Joder sí, ese no es el problema, el jefe pasaba de su mujer hace tiempo, sobre todo cuando ésta no pudo darle un hijo y se dedicó a comer todos los derivados del cerdo que encontraba, además de enanos. ¡Con lo buena que estaba y lo gorda que se ha puesto! Así que el jefe, ahora se dedica a probar a todas las putas de la ciudad,  las estrena y además nunca repite, así que como es un hombre muy razonable podía perdonar un escarceo de su mujer aunque fuera con un enano, lo habría arreglado con unas hostias al enano y ya está, pero lo peor es que el enano y la foca de la mujer del jefe parece ser que se enamoraron (vaya pareja que hacen) y el enano se retiró dedicándose en exclusiva a su amorzote. Je je. Bueno, pues la mujer del jefe se creía muy lista, y pensaba que nadie sabía nada, pero su marido lo sabía todo, siempre la hemos seguido para su protección, y el jefe la semana pasada tras mucho meditarlo, decidió cortar por lo sano, y a eso vamos.

- Y como vamos a hacerlo.

- Como te habrás dado cuenta, el enano tiene un ego tan descomunal como su rabo, así que hemos concertado una cita, oficialmente vamos de la cadena Ser para hacerle una entrevista, diciéndole que era un ejemplo de superación... Y el cabrón va y se lo cree, en este puto país si sale en la radio un actor porno y encima enano se echan encima el Defensor del Pueblo, la Santa Sede y la ONCE, para otra cosa no, pero para joder al prójimo que gana pelas jodiendo, para eso si que se ponen de acuerdo los mierdas estos- Sonrió y de repente se puso serio- Cuando entremos te quedas atrás y si no es necesario, que no lo será, no intervengas. La pistola solo es por si acaso.

Llegamos a un bloque, unos lofts venidos a menos, el abandono de la fachada nos descubría que había conocido tiempos mejores.

Nos abrió sin problemas, era verdad se había tragado lo de la radio, hace falta ser tonto.

Nos pasó al salón, la verdad es que a pesar de su tara era guapo el cabrón, tenía unos azules así como los de Paul Newman. Era el enano más guapo del mundo, empezaba a entender a la mujer del Jefe.

Nos invitó a sentarnos en unas sillas y el se sentó en un taburete elevado, de repente mi acompañante se levantó como un rayo y lo tiró al suelo, le hizo una llave y lo dejó inconsciente. Luego tras decirme que estuviese quieto lo amordazó y le ato las manos y los pies uniéndolos por la espalda.

Luego una vez mudo e inmóvil le bajó los pantalones, lo tumbó de espaldas y le cogió el enorme pene con dos dedos y como si fuese un trofeo lo sujeto junto a su cabeza sonriendo.

-Muevete, hazme una foto. Vamos, que esto no se ve todos los días. Pero que salga el enano entero.

-¡Joder!- Cogí el teléfono y le hice varias fotos- ¡Estás como una cabra! Hazme una a mi.

Tras terminar el "reportaje" metió  nuestro botín en una maleta y nos fuimos. La verdad había sido fácil.

Llegamos a la casa, allí estaba el Jefe esperándonos ansioso, mi primo y otro tío estaban con él.

Mi compañero colocó a nuestro prisionero encima de una barra de bar.

Mi primo salió de la estancia, al poco volvió con una chica maniatada,  algo entrada en carnes, preciosa, morena, con el pelo largo, nos miró fijamente, con orgullo, hasta que sus ojos se posaron en nuestro prisionero, entonces miró con miedo al Jefe. La sentaron en el suelo.

 El Jefe la empezó a insultar a gritos, lo típico, ¡Zorra! ¿ Cómo pudiste? Y encima con este monstruo... Siguió así un rato hasta que de repente, le bajo los pantalones al enano (que manía), que seguía amordazado y solo podía emitir ruidos. Le cogió el pene con las dos manos, y como un lanzador de martillo girando sobre si mismo lo arrojó contra ella, falló por poco. El enano se estampó contra la pared, creo que el golpe no fue lo que más le dolió, aunque aparentemente su monstruoso miembro seguía en su sitio. El Jefe se volvió hacia mi y dijo:

-¡Mátalo! ¡Mata a ese puto monstruo! Y que ella lo vea.

- Pero...- Miré a todos, nadie dijo nada, el enano abrió sus preciosos ojos azules mirándome con pánico, los demás, hasta ella, parecían ansiosos.

Así que saqué la pistola, lentamente apunté, al principio dudé, pero luego se impuso el instinto de supervivencia y disparé. Sonaron dos zumbidos desde la pistola...

- ¡Veis como valía!- gritó mi primo- ¡Eres un cabrón!

El enano se orinó, salpicando a la chica.

- ¡Puto enano asqueroso!- gritó.

Los demás empezaron a reírse a carcajadas...

Mientras mi primo desataba a la chica, el jefe me cogió la pistola, y me dijo que había cumplido bien, con una sonrisa de satisfacción me abrazó (que pesado con los abrazos). Mi primo me dijo que estaba orgulloso. Ella me dio un beso en la mejilla, y todos me dieron la enhorabuena. Había pasado la prueba.

Cuando comprendí todo, empecé a insultarlos, cuando me tranquilicé nos reímos todos juntos.

Al enano lo desataron y le dijeron que o pagaba lo que les debía antes de un mes, o la próxima vez sería de verdad, en cuanto le dieron permiso salió pitando, meado y todo.

La mujer del Jefe se dirigió a este.

- Eres un animal, casi me das un enanazo, je je, ay, que mal actúas.

Lo besó con mucha ternura y al mismo tiempo pasión, sentí envidia del jefe, mucha envidia.

Así, con un teatro pasé la prueba final para entrar en la banda, el enano pagó en una semana. Aún sigo currando aquí, es un buen trabajo, a veces peligroso, pero en el fondo es más honrado que el de antes y además está mucho mejor pagado.

Lo mejor de todo es que ahora sí que la mujer del jefe le pone los cuernos, no  voy a decir con quien, pero yo ya no envidio a nadie.

Bicos, otro día más.