lunes, 26 de octubre de 2009

EL VIEJO ARBOL

En el patio de la casa en la que vivían mis abuelos, siempre hubo un manzano, un manzano ya viejo, mi abuelo contaba que lo plantó, el día que se casó, ese día antes de ir a la iglesia, nada más levantarse cogió la semilla que tenía preparada, y la plantó en el patio de la casa en la que iba a pasar el resto de su vida. El manzano brotó en la primera primavera, y fue creciendo al tiempo que lo hacía mi padre y mis tíos, como si fuese un hermano más, después ya era un señor árbol cuando llegó la siguiente generación y nos desparramamos por el patio de la casa de mi abuelo, que por aquel entonces, me parecía enorme como un estadio de fútbol, con un cobertizo, que hacía las veces de fuerte y de castillo, según las guerras que librábamos fuesen contra indios, dragones o vikingos. Lo que siempre era igual, era el sistema de aprovisionamiento, no teníamos que dejar de jugar para coger comida, el manzano de mi abuelo, siempre estaba cargado con algún fruto para nosotros, al principio subiéndonos a alguna silla, luego trepando un poco y ya al final estirando un poco el brazo. El árbol de mi abuelo murió un mes antes que mi abuelo, hace unos tres años, cogió una enfermedad de estas que afectan a los árboles y mi abuelo ya no podía cuidarlo, y nosotros teníamos bastante con cuidar a mi abuelo, además ese manzano ya no tenía sentido sin su dueño, nos dejaron los dos al mismo tiempo, hicieron el viaje juntos como dos compañeros incapaces de separarse antes de que termine el camino. Yo añoro a mi abuelo, lo echo de menos, cuando contaba historias de la guerra, en la que gracias a Dios no mató ni hirió a nadie, de como conoció a mi abuela, de como la quiso, de como cuidó de sus hijos en los tiempos del hambre, en los tiempos en los que no había casi nada, pero yo se que consiguió que mi padre y mis tíos fuesen felices, alimentándoles el alma con sus historias y cuidados, así como muchas veces el manzano los cuidó dándoles la fruta que era imposible comprar. Yo añoro a mi abuelo y hace tres años que no como manzanas.

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