Ayer alguien muy especial me pidió que escribiese algo bonito, si supiese escribir algo bonito, me dedicaría a esto. En fin lo voy a intentar, aunque no creo que el resultado sea el esperado.
Cuando pienso en algo bonito, me sale en primer lugar la sonrisa de mis hijos, la de uno descarada, alegre y contagiosa, la del otro es la sonrisa más dulce del mundo, y además sonríe con los ojos, cogen un brillo especial, y solo con eso, hacen que el mundo sea un sitio un poquito mejor.
Es lo que tienen los niños de uno, cuando estás mal, enfadado con el mundo, o con lo que sea, solo tienes que pasar un rato con ellos, pero en su mundo, no en el nuestro, jugando a sus cosas, compartiendo su imaginación, participando de sus bromas, inventándoles un cuento en el que sean protagonistas y entonces desaparece todo lo demás, en cierto modo, si lo haces bien, vuelves a ser un niño, de repente un sofá se convierte en un barco pirata o en una nave espacial, tu pasas a ser Darth Vader o C3PO (vaya por Dios), recibes espadazos, golpes, balonazos y da igual, durante un rato las risas se multiplican y el tiempo pasa vertiginoso, sin darte cuenta pasan los años y los que solo eran unos bebes, poco a poco se convierten en hombrecitos, da vértigo pensar, que un día de estos dejaran de ser niños y lo juegos serán otros, y su padre ya no será su compañero de juegos favorito. Mejor no pensarlo, aunque de vez en cuando sea inevitable, voy a saborear cada segundo que pueda, voy a grabarlo a fuego, para recordarlo después, no sea, que me pierda algo de estos dos seres maravillosos a los que les ha tocado este desastre de padre, ya que les debo mucho y todo lo que haga sera poco para pagárselo.
Lo dejo ya, no se si esto es algo bonito, pero se que a la persona que me lo pidió se lo va a parecer.
Besos, me voy a escribir un cuento sobre un caballero y un dragón, una promesa es una promesa.
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