sábado, 19 de noviembre de 2011

ELECCIONES

Este es repetido, pero adecuado.

A sus 97 años, Marta nunca había faltado a una cita electoral, nunca, desde que gracias a Clara Campoamor pudo votar por primera vez,le había cogido el gustillo a esto de depositar su voto en una urna y participar de la fiesta de la democracia. Como siempre, se vistió con sus mejores galas, y después de salir de misa, se fue paseando sola, aún podía valerse por si misma a pesar de su edad,despacito, como le permitían sus delgadas piernas, con su abrigo de visón, y su bolsito de piel azul, cogido con las dos manos, por delante del pecho, con los votos dentro de sus sobres bien guardados, no fuese a perderlos, que con lo mal que veía después iba a ser un lío buscar las papeletas y eso le daba mucha vergüenza, por eso los llevaba desde casa.
Llego al Colegio electoral, y se acercó a su mesa, la última, apedillándose Zunzunegui, era fácil,  conocía a los dos chicos que estaban de vocales, y a los apoderados de los partidos, pero el presidente debía ser forastero, ella saludó a todo el mundo, con cariño, como había hecho toda su vida, con la mejor de sus sonrisas, después, tras enseñar el DNI, tacharon su nombre de la lista, y ella misma metió, primero el voto del Senado, pero al dejar el voto del Congreso, sintió un dolor en el pecho y cayó fulminada, apretando con fuerza el sobre que ya estaba entrando en la urna, cayó muerta sobre la urna del Senado, mientras su mano derecha quedó sobre la del Congreso, con el sobre introducido en la urna en tres cuartas partes, mientras lo sujetaba .

-¡HOSTIA!- grito el Presidente al verla desplomarse- Hostia que ha palmado- entre temblores, se levantó, estiró la mano y le tomo el pulso- ¡JODER! No tiene pulso, está muerta, hay que llamar a alguien, al policía de la puerta, al médico, al Juez, a su puta madre...
Al momento se arremolinaron, los presidentes de otras mesas, los vocales, el policía, los apoderados de los partidos, todos, algún votante curioso...
Tras comprobar que estaba muerta, y cuando se hubieron tranquilizado un poco los ánimos, se decidió que nadie moviese el cadáver de Marta hasta que llegase el Juez. Llamaron a la Junta Electoral Central, que decidió, tras tener el presidente de mesa que jurar unas cuatro veces que era cierto todo y tras ponerse el policía, dar su identificación y jurar hasta en hebreo, dijeron que la votación tenía que continuar, que sacasen la urna de reserva, que acomodasen todo como pudieran, que lo sentían mucho pero no se podían parar las elecciones pasase lo que pasase.

Lo primero fue tapar la macabra escena con una especie de biombo, el policía hizo unas fotos antes de que cambiasen las listas de sitio, pusieron una mesa nueva, sacaron la urna de reserva, y a pesar del tembleque del presidente, y de los nervios de todos continuaron a unos cuatro metros del cadáver, cuando llegase el Juez todo volvería a la normalidad.

Volvieron a poner en marcha la mesa, soportando los reproches de los vecinos que se acercaban (QUE VERGÜENZA, COMO PODÍAN TENERLA AHÍ, ERA INCREIBLE...), reforzaron la seguridad con tres policías más, todo volvió a parecer normal. Entonces el apoderado de Izquierda Unida dijo:

- Ese voto no puede valer.
- ¿Que voto?- preguntó el Presidente, que había encanecido y estaba harto de todo.
- El que no ha entrado en la urna-respondió el de Izquierda Unida, al tiempo que señalaba hacía el biombo.
- Si que vale, está dentro de la urna- Respondió el del PP- Además es el último acto de la pobre Marta, depositar su voto, que mejor homenaje a la democracia y a ella que hacer valer este voto.
- Déjate de rollos, como es de misa diaria, y sabes de sobra que os ha votado. Pero no ha soltado la papeleta, así que no vale, y soy capaz de impugnar la mesa- el Sr. de IU se iba calentado poco a poco.
- Está dentro de la urna, así que vale, y ya está, y el que va a impugnar la mesa soy yo- miró hacía el Presidente- Como representante del Partido Popular, le pido que vuelva a llamar a la Junta Electoral Central. Y tú ¿no dices nada?- esta frase iba dirigida al representante del PSOE, que estaba en estado casi catatónico, desde el deceso.
- A mi me da todo igual, ahora mismo me da todo igual, hacer lo que os de la gana. Y dejarme en paz.

El Presidente, mientras se preguntaba porqué no había pagado la multa en vez de presentarse, volvió a llamar a la Junta Electoral Central, desde donde respondieron tras casi media hora de deliberación, que lo correcto sería que si en el momento de retirar el cadáver el voto caía dentro lo contasen, y si en cambio se salía fuera pues no.

Al cabo de dos horas eternas, llegó el Juez, la médico forense, el equipo de policía científica y los de la funeraria. Tras hacer unas fotos y levantar acta, Su Señoría ordenó el levantamiento del cuerpo de la pobre Marta. Todos miraron impacientes hacía su mano derecha, los empleados de la funeraria cogieron el cuerpo con el mayor cuidado posible, cogieron su brazo derecho y tiraron suavemente...

Todos miraron con ansiedad, mientras el sobre iba saliendo de la urna, la tumbaron boca arriba, el brazo estaba rígido, con el sobre bien sujeto, parecía un arbitro enseñando una tarjeta, pensó el segundo vocal, arrepintiéndose inmediatamente de su obscena imaginación.

Su Señoría que estaba al tanto de la disputa habida, sentía curiosidad, y tras ordenar hacer un par de fotos más, ordenó que retirasen el sobre de la mano de la difunta y lo abriesen. Uno de la "científica" tras arrancárselo no sin esfuerzo, abrió el sobre entregando el contenido al Juez, que se quedó atónito. Lo que había dentro del sobre, era una receta, una receta para un medicamento del corazón, la misma que la Sra. Marta no encontraba hacía dos días...

Como son estos políticos, no respetan nada, por un voto son capaces de desenterrar a su madre.

Besos otro día más.

1 comentario:

Miyagi dijo...

Awesome!