domingo, 6 de noviembre de 2011

JORDI

Jordi, había nacido en Badajoz, sus padres conchabados con el encargado del Registro, le llamaron Jorge Gómez Pérez, se podía ser más vulgar. Cuando Jorge (todavía era Jorge) tenía dos años, sus padres emigraron a Girona, su padre, dueño junto a sus hermanos de una granja de cochinos, se dio cuenta de que el negocio se encontraba en vender directamente en Cataluña los productos propios del cerdo bellotero, a un precio insultante, pero que los catalanes pagaban gustosos, sobre todo una vez añadieron una etiquetilla que decía "Envasado en Cataluña" (en catalán claro).  Así poco a poco, la familia fue prosperando hasta pertenecer a la alta burguesía de la ciudad, al menos en apariencia, ya que para sus socios y vecinos, la familia Gómez Pérez no dejaba de ser una familia de advenedizos y si no fuese por su dinero, que ese sí lo tenían a espuertas, nunca los habrían dejado pertenecer a sus círculo. Mientras los padres prosperaban Jorge, se hundía poco a poco, en el colegio lo más bonito que le decían era "charnego", debido a su origen foráneo, además sus limitaciones físicas no le ayudaban demasiado, era un cegato, sí como suena, las dioptrías se multiplicaban en sus ojos como los gusanos en un cadáver, además la alimentación a base de productos del cerdo hacían que pareciese un anuncio viviente de michelín.
Poco a poco se fue integrando a base de ser más catalán que los catalanes, seguían riéndose de sus taras físicas, pero lo aceptaban como uno más, así que el mismo día que cumplió 18 años se fue al registro y cambió el vulgar "Jorge" por el maravilloso "Jordi", no pudo cambiarse los apellidos (puto centralismo fascista). El día que le llegó la documentación nueva, se afilió   a las juventudes de CIU (Ya era socio del Barça desde hacía tres años), donde lo miraron con desconfianza, no podía cambiar su lugar de nacimiento, pero poco a poco a base de robar banderas de España de organismos oficiales, y de hacer pintadas reivindicativas, poco a poco lo fueron aceptando hasta que llegó su gran día, en el mitin de juventudes iban a quemar una bandera de la maldita España, ese estado opresor que impedía el desarrollo de la maravillosa Catalunya, y nuestro Jordi iba a ser el encargado de quemarla al mismo tiempo que se izaría una maravillosa Senyera catalana, además la TV3 iba a conectase con el mitin cuando el fuego fuese el protagonista, ya estaba todo apañado, así la demostración de valor, su demostración de valor sería admirada por millones de personas.
Estaba entre bastidores, solo faltaban cinco minutos, se colocó el pasamontañas, se puso por encima las gafas de culo de botella, se sentía ridículo, así que decidió quitárselas, veía todo borroso. Se perdió entre divagaciones, estaba verdaderamente orgulloso de si mismo, le avisaron, se le había pasado el tiempo, cogió la bandera corriendo, ahora para él era un trapo borroso lleno de manchas amarillas y rojas, cogió la botella de alcohol, el mechero, se guardó la bandera debajo del Jersey, y salió.
Escuchó los aplausos y se emocionó, no distinguía ni las caras de la primera fila, se sacó la bandera, no entendió nada cuando aún escucho más aplausos, la tiró al suelo y le echó el alcohol, en ese momento el Pau intentó quitarle el mechero, puto Pau, siempre envidioso, quería quitarle su momento de gloria, a pesar de que otros intentaron evitarlo consiguió prenderla, se ve que algunos fascistas estaban intentando reventar el acto, entonces alguien le gritó, "HIJO PUTA ES LA SENYERA", se dio cuenta de su error, por culpa de  la similitud de colores había cogido la bandera equivocada, intento apagarla a pisotones, desde fuera parecía que estaba bailando sobre la bandera, empezaron a lloverle todo tipo de objetos, le empezaron a pegar...

Estuvo un mes en el hospital, en cuanto pudieron se volvieron a Extremadura ya que habían sido declarados personas "non gratas" ante la noble sociedad catalana.

Ahora Jordi, se encarga del cuidado de los cerdos, de vez en cuando le dan algún mordisco, pero nada que ver con el daño que le hicieron los otros.

Besos otro día más.

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