martes, 13 de marzo de 2012

AGENTE LS66


Yo no estoy loco aunque a veces lo parezca, supongo que si un psicólogo analizase a fondo lo que escribo en estas páginas, llegaría a la conclusión de que necesito medicación hasta quedar catatónico.

Aunque gran parte del malfuncionamiento de mi cabeza es solo mía, la otra parte, la que cierra el círculo de la locura,  es debida a una obsesión, a una obsesión por una mujer.

Todo comenzó en 1988, estaba viendo uno de los finales de etapa de la Vuelta Ciclista a España, (no me gusta el ciclismo, pero a mi padre sí, y por aquel entonces solo había dos cadenas de televisión), entonces la vi,  era una de las chicas que se subían en el podio con los ganadores, entregando premios y flores, recuerdo que al verla pensé: con lo buenas que están las del Tour. ¡Vaya por Dios, así nos va!

Al cabo de unas pocas semanas en una Interviu, volví a verla, no salía desnuda, daba una entrevista apasionante, dando rienda suelta a su elevado intelecto, haciendo manifestaciones de un profundo calado tales como “Los ciclistas me hacían proposiciones todas las noches (o algo así)”. Lo que me llevó a preguntarme ¿A quien se la chupará la bizca esta? (capte el lector mi gran capacidad analítica a pesar de mi juventud).

Tras leer la susodicha entrevista, comencé a obsesionarme con esta persona, luego comenzó a salir con asiduidad, hizo un anuncio de Shweppes en el que  acompañaba a Arturo Fernández y decía tres frases, que por cierto no decía ella ya que la doblaban, el anuncio no había quedado muy bien, supongo que llevarían cien tomas cuando ya hartos lo dejaron como estaba. Me imagino al Insigne Arturo diciéndole “Céntrate chatina, céntrate”. Pero viendo el anuncio está claro que no se centró.

Aquí yo ya pensaba que no solo se la chupaba a algún jerifalte incapaz de apreciar la belleza, si no que además lo tenía que hacer muy bien. Es la única explicación dado que el nivel de talento en esta mujer es solo comparable al nivel de democracia en la Edad Media.

Mi obsesión casi era enfermiza cuando sucedió lo peor, algo que ni en el peor de mis sueño podía imaginar, le dieron un programa diario dedicado a la infancia, en el que por fin escuchamos su voz, esa voz, odiosa, chillona, molesta al decir la frase más sencilla, una voz de esas que te ponen de mal humor en cuanto las oyes.  Estoy seguro de que por culpa de este programa nació la generación Nini.

Una vez que dejó el mundo de la infancia, su estrella se fue apagando, apenas salía, participó con escaso éxito en algún “Reality”, y al final tratando de volver a estar en el candelero, apareció simulando que follaba en la playa con uno de los muchos hombres que la acompañaron a lo largo de estos años, y yo, pobre de mí, cada vez que la volvía a ver, me quedaba alelado por unos días.

Hace poco, y este es el motivo por el que escribo esto, totalmente abducido mentalmente, llamé a un amigo que tengo en el CNI y le pedí que hiciese indagaciones, al principio se negó alegando que no estaba para tonterías, pero tras varios días de llamadas cada media hora, accedió, y al cabo de una semana me entregó un dossier, no sin antes advertirme que era alto secreto y que no podría revelar absolutamente nada de lo que iba a entregarme.

Con ansiedad una vez llegué a casa leí el dossier con avidez, lo que apareció ante mis ojos explicaba todo, al final no estaba loco.

La mujer en cuestión, la que no se cubría las raíces con el tinte, era en realidad una Agente Especial, formada por el Gobierno del PSOE, para desviar la atención de la sociedad, cada vez que aparecía un escándalo, o bien había una crisis, o la sociedad comenzaba a pensar libremente, ella aparecía en los medios distrayendo a la opinión pública, fue la mejor agente que tuvo el Gobierno hasta mediados de los 90 cuando Aznar llegó al poder y eliminó de un plumazo el Grupo Especial al que pertenecía nuestra heroína, condenándola al ostracismo. 

Fue la gran baza del control ejercido por el gobierno socialista durante los 90, la única persona capaz de desviar la atención del público pasase lo que pasase, cuando ella aparecía en televisión nadie podía pensar algo que no fuese ella, su nombre clave era LS66, no puedo revelar nada más ya que no solo pondría en peligro mi vida, sino también la suya, la de una mujer que tan grandes servicios hizo a España a cambio de nada, dejando además su reputación por los suelos.

En fin, a mediodía alegría.

Definitivamente estoy como una puta cabra.

Besos otro día más. 

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