Yo no estoy loco aunque a veces lo parezca, supongo que si
un psicólogo analizase a fondo lo que escribo en estas páginas, llegaría a la
conclusión de que necesito medicación hasta quedar catatónico.
Aunque gran parte del malfuncionamiento de mi cabeza es solo
mía, la otra parte, la que cierra el círculo de la locura, es debida a una obsesión, a una
obsesión por una mujer.
Todo comenzó en 1988, estaba viendo uno de los finales de
etapa de la Vuelta
Ciclista a España, (no me gusta el ciclismo, pero a mi padre
sí, y por aquel entonces solo había dos cadenas de televisión), entonces la vi, era una de las chicas que se subían en el
podio con los ganadores, entregando premios y flores, recuerdo que al verla
pensé: con lo buenas que están las del Tour. ¡Vaya por Dios, así nos va!
Al cabo de unas pocas semanas en una Interviu, volví a
verla, no salía desnuda, daba una entrevista apasionante, dando rienda suelta a
su elevado intelecto, haciendo manifestaciones de un profundo calado tales como
“Los ciclistas me hacían proposiciones todas las noches (o algo así)”. Lo que
me llevó a preguntarme ¿A quien se la chupará la bizca esta? (capte el lector
mi gran capacidad analítica a pesar de mi juventud).
Tras leer la susodicha entrevista, comencé a obsesionarme
con esta persona, luego comenzó a salir con asiduidad, hizo un anuncio de Shweppes
en el que acompañaba a Arturo Fernández
y decía tres frases, que por cierto no decía ella ya que la doblaban, el
anuncio no había quedado muy bien, supongo que llevarían cien tomas cuando ya
hartos lo dejaron como estaba. Me imagino al Insigne Arturo diciéndole
“Céntrate chatina, céntrate”. Pero viendo el anuncio está claro que no se
centró.
Aquí yo ya pensaba que no solo se la chupaba a algún
jerifalte incapaz de apreciar la belleza, si no que además lo tenía que hacer
muy bien. Es la única explicación dado que el nivel de talento en esta mujer es
solo comparable al nivel de democracia en la
Edad Media.
Mi obsesión casi era enfermiza cuando sucedió lo peor, algo
que ni en el peor de mis sueño podía imaginar, le dieron un programa diario
dedicado a la infancia, en el que por fin escuchamos su voz, esa voz, odiosa,
chillona, molesta al decir la frase más sencilla, una voz de esas que te ponen
de mal humor en cuanto las oyes. Estoy
seguro de que por culpa de este programa nació la generación Nini.
Una vez que dejó el mundo de la infancia, su estrella se fue
apagando, apenas salía, participó con escaso éxito en algún “Reality”, y al
final tratando de volver a estar en el candelero, apareció simulando que
follaba en la playa con uno de los muchos hombres que la acompañaron a lo largo
de estos años, y yo, pobre de mí, cada vez que la volvía a ver, me quedaba
alelado por unos días.
Hace poco, y este es el motivo por el que escribo esto, totalmente
abducido mentalmente, llamé a un amigo que tengo en el CNI y le pedí que
hiciese indagaciones, al principio se negó alegando que no estaba para
tonterías, pero tras varios días de llamadas cada media hora, accedió, y al cabo
de una semana me entregó un dossier, no sin antes advertirme que era alto
secreto y que no podría revelar absolutamente nada de lo que iba a entregarme.
Con ansiedad una vez llegué a casa leí el dossier con
avidez, lo que apareció ante mis ojos explicaba todo, al final no estaba loco.
La mujer en cuestión, la que no se cubría las raíces con el
tinte, era en realidad una Agente Especial, formada por el Gobierno del PSOE,
para desviar la atención de la sociedad, cada vez que aparecía un escándalo, o
bien había una crisis, o la sociedad comenzaba a pensar libremente, ella
aparecía en los medios distrayendo a la opinión pública, fue la mejor agente que
tuvo el Gobierno hasta mediados de los 90 cuando Aznar llegó al poder y eliminó
de un plumazo el Grupo Especial al que pertenecía nuestra heroína, condenándola
al ostracismo.
Fue la gran baza del control ejercido por el gobierno
socialista durante los 90, la única persona capaz de desviar la atención del
público pasase lo que pasase, cuando ella aparecía en televisión nadie podía
pensar algo que no fuese ella, su nombre clave era LS66, no puedo revelar nada
más ya que no solo pondría en peligro mi vida, sino también la suya, la de una
mujer que tan grandes servicios hizo a España a cambio de nada, dejando además su
reputación por los suelos.
En fin, a mediodía alegría.
Definitivamente estoy como una puta cabra.
Besos otro día más.
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