martes, 25 de enero de 2011

ELLA

Conducía tranquilo y despacio, había sido un día horrible en la oficina, el nuevo programa lo tenía descentrado. Nunca tenía problemas con los reciclados en el trabajo, pero esto era diferente, parecía que el nuevo sofware estaba hecho con los pies, pero era lo que tocaba y no quedaba otra que aprender o perderlo todo. Menos mal que la tenía a ella. Se puso a cantar acompañado por la radio, una preciosa canción de U2, la primera vez que la escucho, ella estaba con él, juntos, como siempre durante los últimos cinco años, la verdad, es que quizás lo absorvía demasiado, sus amigos ya no le llamaban para quedar, apenas salía, su vida social menguaba por momentos, pero valía la pena, ella le llenaba como nadie le había llenado antes, era magnífica, era lo mejor que le había pasado en la vida, en los días como el de hoy, en que todo era horrible, le bastaba con llegar a casa, mirarla un rato e inmediatamete los problemas se evaporaban. No entendía como al principio apenas le prestaba atención, pero ella supo como ganarselo, poco a poco, sin obligarlo, dándole lo que quería, a veces no conseguía satisfacerlo del todo, sus gustos siempre han sido un poco especiales, pero desde que compró el aparatito ella ya pudo darle todo lo que deseaba y colmarlo plenamente. Estaba ansioso por llegar a casa y verla, cuando estuviese a su lado los problemas simplemente desaparecerían.

Abrió la puerta y la vio en el salón. Allí estaba, esperandolo como cada día, el sonrió, se acercó lentamente, se sentó junto a ella, la encendió y zappeo un poco hasta que encontró un programa de su agrado.

Bicos, otro día más

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