miércoles, 27 de enero de 2010

PASILLO

No se como, pero de repente aparecí en un pasillo, enorme, cálido, cubierto con una preciosa y mullida alfombra roja, a mi izquierda había un ventanal gigantesco desde el que se vislumbraba un paisaje montañoso, que bajaba hasta un acantilado desde el que se veía el mar, al cual escuchaba romper, de forma acompasada, como un rumor sordo, supongo que apagado por el ventanal. Aparecí colocado el último de una fila de numerosos hombres, vestidos en ropa interior, unos con camisetas, otros solo con calzoncillos, otros con equipación deportiva, yo iba solo con un tanga rojo, lo cual me daba un aspecto más ridículo aún del que tengo habitualmente, al darme cuenta de mi aspecto me sonrojé automáticamente, además del tanga, en mi muñeca derecha tenía una pulsera de cuero de la que colgaba un número el 127, en una ficha de color rojo a juego con el tanga por cierto. Se acercó a mi una chica poco agraciada, y con mucho sobrepeso, vestida con un traje típico, creo que el de La Rioja, tenía la cara llena de verrugas y una dentadura ennegrecida, de un lunar enorme que tenía junto a la nariz nacían tres pelos, que una vez los veías no podías dejar de mirarlos.

-Hola- dijo la gorda- supongo que estarás aturdido, formas parte del sueño erótico de una persona que conoces, estáis ordenados de forma que el que más le atrae sexualmente está colocado el primero y el que menos el último, el número es el indicador del puesto es su escala de atractivo, a mayor número menos le gustas.

-Así que soy la persona nº 127 que más le atrae…

-No, eres la 1127, ya que en las fichas solo nos caben tres cifras y a partir de 999, empezamos desde 0.

-Y una vez pasamos dentro ¿que es lo que ocurre?

-Eso no te lo puedo decir, lo que pase entre vosotros, es algo que queda entre ella y tú, aunque te advierto que igual no pasas nunca a la habitación que hay al final del pasillo. Tendrás la percepción de que la cola no avanza, está hecho adrede para calmar ansiedades, ahora mismo, igual quedan 1000 hombres por pasar, como solo te quedan 10, mientras esperas, no tendrás una noción exacta del tiempo y si miras a la derecha como puedes ver hay pantallas en las que solo podrás ver imagines de tu vida, tu memoria es la única fuente para la película, que tu verás, o si lo prefieres, puedes observar al resto de las personas que hay delante tuya, puede ser divertido.

-¿Puedo cambiarme el tanga por otra prenda? Yo nunca llevo tanga y estoy incomodo.

-NO, eres una imagen de cómo ella te imagina y la verdad no imagina gran cosa. Ah, no te preocupes por el cansancio y las necesidades fisiológicas de cualquier tipo, podrás comer y beber lo que quieras y no tendrás necesidad de evacuar, no te cansaras de estar de pie y tu sensación será de comodidad. No puedes hablar con nadie más que conmigo, diviértete mientras llega tu turno, yo volveré en caso de que haya algún cambio.

-Adiós- le dije mientras se alejaba.

Desee comer un bocadillo de chorizo frito, yo siempre tan fino y elegante, y mientras lo comía, me paré a mirar detenidamente a los hombres que supuestamente eran más atractivos que yo, como estábamos separados por un par de metros, no podía ver a muchos. El que estaba más cerca de mi, era un tipo bajito y gordito, con el pelo moreno y las piernas muy cortas, con el nacimiento del pelo muy atrás y la nariz muy pegada a sus enormes mofletes, me fije mejor y hostia! Era Fernando Esteso, ¿A que clase de mente perversa le podía resultar más atractivo Fernando Esteso que yo?, y vestido con unos calzoncillos blancos a lunares rojos, que asco de vida, casi escupo el bocado que estaba masticando. El desgraciado se tiró un sonoro pedo, que aromatizó casi automáticamente el lugar, hizo una mueca que supongo el creyó graciosa, me miró y eructo, esto era el paraíso, vamos. Una vez el aire volvió a hacerse respirable comencé a beber mi coca cola, y seguí observando el resto de la fila, estaba deprimido, y cuando me fijé en que el que estaba delante de Esteso era Millán Salcedo el de Martes y 13. ¡Dios, hasta los señores maduros homosexuales y obesos le gustaban más que yo! Me estaba hundiendo por completo. Mire afuera nuevamente, y me di cuenta de que podía ver la puerta de entrada a la casa, vi salir a un grupo de tipos enormes, que parecían componentes de un equipo de rugby, y después al cabo de un buen rato pude ver que salían unos bomberos con la casaca desabrochada, dejando ver unos abdominales y un pecho portentosos, por encima tenía buen gusto la tipa, con lo que era aún más humillante, ya que si no era una tarada, estar por detrás de Esteso, Millán y Arévalo que también se encontraba unos metros más adelante, era aún más humillante. Yo era lo último, claro que me fijé en mi mismo, y estaba más fofo de lo que suelo estar, con algo más de tripa sobre mis muy delgadas piernas , el pecho mucho más hundido de lo que está habitualmente y encima no marcaba demasiado paquete, claro viendo como me imaginaba ella, no me extraña que estuviera el último de la fila.

Me fije en la chapita de mi mano, ahora ponía 129, no lo podía creer, a pesar de ser el último iba perdiendo escalafón, llamé a la gorda para ver que pasaba. Llegó con un bocadillo de tortilla en la mano, masticando con avidez y con cara de enfado, llevaba pegada en la comisura de los labios migas de algo que parecía huevo y una mancha reciente de grasa en el chaleco y tras un eructo y bastante enfadada por haber interrumpido su comida me explico que se debía a que la dueña del sueño, se había fijado en un mendigo y luego en un chico peruano que había ido a arreglarle el grifo de la cocina y ambos le gustaban más que unos cuantos de los que estábamos en la fila y por supuesto más que yo. Todo esto lo explicó sin parar de comer y sin parar de rociarme de miguitas de su bocadillo y de saliva que salía del interior de su boca, que dado mi vestimenta se puede contar como una de las diez experiencias más desagradables de mi vida, al concluir su explicación la obesa, y ahora maleducada a la hora de comer, se marchó tosiendo y rociando de tortilla, a los que se encontraban delante de mi, mientras yo trataba de quitarme los restos de manduca adheridos a mi cuerpo.

Después de lo del Esteso nada me sorprendía, yo comencé a indagar quien era la persona de dudoso gusto que me esperaba detrás de la puerta, en ese momento vi salir a mi padre de allí, esto me deprimió notablemente, pasé de indagar nada y decidí no mirar más hacía la puerta, ya que cualquier cosa era posible y no estaba yo para llevarme más disgustos, así que comencé a ver las pantallas en que salía mi vida mientras devoraba un bocadillo de panceta, ¡ahhh! Mis refinados gustos. En la pantalla aparecían muchos momentos de mi vida, unos alegres otros tristes, que mono era de niño y como de fui deteriorando, que guapa era mi primera amante, y como han ido perdiendo con el tiempo mis gustos o mis capacidades, mi primer éxito, mis grandes fracasos, mis enfermedades, mis golpes, mis amores, de todo un poco montado como una película, cuando me di cuenta Esteso estaba entrando en la habitación, era el último y yo por fin era el primero.

Al cabo de un momento de escuchar sonidos guturales producidos por el ser que me precedía, pude ver como este salía por la puerta, y de repente aparecí vestido, con unos vaqueros azul claro, una camisa negra, y unos zapatos…

La puerta se abrió y allí estaba ella, una sonrisa ilumino mi cara.

-Eres tú, ¿Cómo es que prefieres a Esteso antes que a mi?- Yo siempre haciendo gala de mi don de la opotunidad y del saber callarme.

-Era solo para fastidiarte, hacía mucho que no me reía de ti, Hoy solo quiero estar contigo, pero antes quería saber como era tu vida y eso solo era posible si la querías visualizar.

-¿Y ahora que hacemos?

-No se, tenemos todo el tiempo del mundo para nosotros…

Sonrió, sonreí y aún seguimos sonriendo, sobre todo ella, por cierto.

 

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